Una columna no es un comunicado: las reglas para disentir desde adentro
El exceso de comunicados con tono de opinión volvió intercambiables a muchas redacciones. Nuestra respuesta fue radicalizar la verificación en textos subjetivos: cada columna debe aportar datos inéditos o lecturas contrastadas con especialistas.
Cuando una autora discrepa con la línea editorial, la responsabilidad es doble: explicar el contexto del disenso y transparentar posibles conflictos de interés.
Esa gimnasia evita convertir la opinión en entretenimiento y obliga a que el lector pueda seguir la ruta hacia la conclusión, incluso cuando no coincida.
