¿Quién garantiza el silencio cuando todo suena a primicia?
En una economía de primicias, el silencio también tiene patrocinadores. Por eso cada documento filtrado pasa por un mapa de intereses que identifica a quién perjudica —y a quién conviene— la publicación.
Si la pieza solo amplifica una disputa entre facciones sin aportar información pública, la descartamos aunque nos regale tráfico.
Elegir no publicar es tan periodístico como publicar. Ese discernimiento debería formar parte del manual de estilo, no de una conversación improvisada.
